“Nadie se salva en un país que no se salva”
“No existe el héroe individual, sólo el héroe colectivo”
Opinólogos, politólogos y últimamente peronólogos se han incorporado a
los espacios multi-mediáticos intentando disecar el panorama cotidiano con
precisión quirúrgica, así de aséptico e inmaculado, donde el resto del mundo no
existe, la política internacional es ignorada, las pugnas internas del poder
económico en nuestro país sólo son presentadas como carmelitas descalzas y en
ese imaginario informativo sólo existe el mal, encarnado en un gobierno
popular, elegido democráticamente, que avanza sobre situaciones perversas
consolidadas por el tiempo neoliberal y que por esta situación es colocado casi
en el “eje del mal”, con caracterizaciones de monárquico y dictatorial, en el
marco del funcionamiento pleno de las instituciones de la República.
Quienes planteaban que el crecimiento de la última década era producto
del “viento de cola”, sesudos economistas que pronostican casi con
desesperación, esperando la profecía autocumplida, la caída de la economía, el
dólar disparado, el desempleo en aumento, lo cual según ellos se soluciona
congelando la economía, ajustando al estado, bajando los salarios,
flexibilizando las leyes laborales y planteando ahora que la crisis es el
“fracaso del modelo”. Cuando va bien, “viento de cola”, cuando tose, “modelo
perverso”, una construcción a medida de los sofistas griegos.
Es imposible pensar desde nuestra trágica historia reciente, un solo
paso atrás del rol del Estado en el circuito virtuoso de la economía,
desplazando el darwinismo social del dios Mercado, que quebrantó la moral
solidaria de los pueblos, enterrando la cultura del trabajo a nivel mundial,
alentando la especulación financiera y la concentración de riquezas a expensas
de los pueblos del mundo, cada vez mas sometidos al proceso extorsivo del
discurso único, del esfuerzo hacia el ajuste económico como camino. Ya lo
vivimos los argentinos y lo lloramos con muertos en las calles por una
represión alentada por los mismos agoreros actuales y sus patrones económicos,
siempre en las sombras, siempre instrumentando terceros, prometiendo futuros
protagónicos personales, cuando sabemos los peronistas que los procesos
sociales son colectivos.
Las verdades peronistas, vieja
receta pontificada por generaciones, ha implosionado de la mano de las disputas
de poder en el seno del movimiento nacional, avasallando conceptos doctrinarios
sólidos e incuestionables a lo largo de décadas. Así podríamos mencionar desde
el rol del estado hasta la ampliación de los derechos sociales, desde el
trabajo como organizador de la Comunidad Organizada hasta la recuperación de
las empresas del estado entregadas a la voracidad privatizadora del saqueo
deudor, provocado desde la dictadura militar. Ni hablar de memoria, verdad y
justicia, con procesos ejemplares en el mundo a los genocidas, que han merecido
el respeto y la admiración mundial. La recuperación de los fondos previsionales
en manos de los buitres financieros, la posibilidad de la planificación
estratégica de esos recursos a 15 y 30 años a partir del Fondo de Garantía de
Sustentabilidad, hoy apetecido por los tacticistas que ayer nomás descontaron
las jubilaciones y salarios ante la falta de ideas y sometimiento imperial. Es
indudable que queremos el 82% móvil y una tercera edad digna económicamente,
pero ese anhelo es también una construcción política de un modelo social en el
tiempo y estamos en esa dirección.
No imagino peronista que vuelva a la flexibilización laboral, ni a las
relaciones carnales con EEUU, no puedo pensar en compañeros que propongan abrir
la economía en un mundo que nos presiona para que lo hagamos ante los
excedentes de productos atiborrados en sus puertos ante la crisis mundial, ni
que estén en contra del control del comercio exterior y las importaciones, ya
que nos quieren penetrar en su perpetua intención de trasladarnos las crisis,
como hicieron los imperios a lo largo de su historia. No pudieron con San Martín cuando le exigían que se involucre
en las luchas fraticidas provocadas por Inglaterra, no lo lograron con Rosas y
la navegabilidad de los ríos interiores sufriendo la Vuelta de Obligado,
quisieron y no pudieron con Irigoyen con su neutralismo en la Primera Guerra y
menos aún con Perón pese a embajadores militantes sin pudor. No podrán ahora
ante la incorporación de los jóvenes a la política a partir de recuperar los
sueños de Justicia Social que supieron valorar la política como la única
herramienta válida en la construcción de un modelo social mas solidario, que
entierre definitivamente el estado neoliberal, su cultura y su estructura de
dependencia y coloniaje.
Claro que falta mucho para recuperar desde el punto de vista social,
claro que aún lloramos dificultades en muchos compatriotas, como es visible en
las hipotecas a levantar en áreas sociales básicas como salud y educación, pero
que el camino en que se viene avanzando es el correcto doctrinariamente tanto
en el plano nacional como el internacional, merece una reflexión de cualquier
peronista bien nacido.
Se podrán dirimir espacios políticos dentro el movimiento nacional, es
lógico y legítimo siempre y cuando no ponga esa lucha en peligro el proceso de
avance de la conciencia colectiva del pueblo en la recuperación de la identidad
y el orgullo nacional. Mucho menos que al amparo de esa lucha legítima se ponga
en cuestión al Gobierno nacional y popular, que podrá tener innumerables
errores políticos pero tiene la vertebración y el compromiso de un tránsito
claro de recuperación de la historia, de confrontación con los eternos dueños
del poder, con un compromiso de ampliación de derechos y una voluntad transformadora
de la realidad, que le crea no pocos enemigos.
Quienes quieren seguir siendo testigos de la historia, terminarán sin
dudas justificando las prácticas de los enemigos históricos del pueblo
argentino, quienes llaman dictatorial al gobierno, hacen el juego a los
destituyentes de Honduras y Paraguay, empujados por sectores de poder
internacional que pronto recolonizaron los países sometiéndolos a los sectores
financieros y los dictados de los organismos internacionales de crédito. Los
sectores del privilegio en nuestro país se esconden en los pliegues de nuestras
propias contradicciones y aún de luchas legítimas de espacios de poder, pero su
fin último es volver a fórmulas neoconservadoras y liberales, que no tardarán
en expresarse si lograsen su objetivo de desplazar al Gobierno nacional. La
fecha del 7 de diciembre marcada por la Corte Suprema de Justicia nos hará
temblar de acontecimientos hasta entonces, dado el despliegue del grupo
monopólico aliado a los sectores más recalcitrantes del poder financiero e
imperial.
JORGE RACHID
CABA, 23/7/12
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
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