Todas las miradas estaban puestas en él. Se despedía uno de esos jugadores que quedará en la historia grande del fútbol argentino. Y La Bombonera , su casa, le brindó una despedida acorde, con todos los condimentos para que ese ídolo se vaya inmerso en una emoción que no pudo contener. Martín Palermo dijo adiós, y el todo el mundo del fútbol lo saluda.
Ya desde antes del partido, 5 mil almas bosteras se autoconvocaron en el hotel Madero para acompañar al Titán en su último recorrido hacia el estadio. Banderas, cotillón, un Torino descapotable pintado de azul y oro y hasta un autobomba siguieron al micro de los jugadores hacia La Boca , en el que un emocionado Palermo agradecía a la multitud que formó la caravana. Así, en medio de una locura inconmensurable, el Loco arribó al último partido de su larga e intensa trayectoria.
Con Mario Pergolini oficiando de presentador y con Andrés Ciro tocando el himno con armónica, un Palermo totalmente quebrado recibió un regalo más que particular: uno de los arcos del estadio, con una plaqueta dorada con su nombre, le fue obsequiado, en conmemoración por todas las veces que él supo inflar las redes durante toda su carrera.
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